jueves, 4 de octubre de 2012

Concepto y Tipos de Pacifismo


Pacifismo, oposición a la guerra y a otras formas de violencia, expresada a través de un movimiento político organizado o como una ideología específica. El pacifismo incluye variantes absolutas y doctrinarias y otras más generales y prácticas. Los pacifistas absolutos se oponen a todas las guerras y a cualquier forma de violencia; los pacifistas relativos asumen ciertas posturas respecto a los conflictos y las clases de violencia hacia los que manifiestan su oposición y crítica. La mayoría de los pacifistas absolutos ponen de relieve la inmoralidad de la muerte de una persona a manos de otra. La filosofía del pacifismo se basó a lo largo de la historia en la moral, la voluntad divina o la conveniencia económica y social. El término en sí no se hizo popular hasta comienzos del siglo XX.
Objetivos pacifistas
En el intento por prevenir la guerra, los pacifistas han de conseguir cuatro objetivos primordiales: establecer un clima favorable a la paz, reducir o eliminar las causas potenciales de conflicto inherentes a la competencia económica, a la ambición de poder y al miedo a la dominación extranjera, deben poner en marcha formas de solucionar los conflictos, tales como procedimientos de mediación, arbitraje y juicio, y, por último, han de encontrar mecanismos para garantizar el cumplimiento de las decisiones adoptadas. Se han propuesto varias formas diferentes de conseguir estos fines.
Pacifismo absoluto
Los miembros de algunos grupos religiosos, como los de la Iglesia menonita y los cuáqueros, creen que pueden lograr que los agresores adopten comportamientos pacíficos dando ejemplo de conducta solidaria y no violenta. Esta actitud está recogida en el Nuevo Testamento en el sermón de la Montaña, pero es mucho más antigua que el cristianismo: su origen puede encontrarse en las enseñanzas de Buda, Confucio y otros filósofos orientales. El pacifismo absoluto preconiza que sus seguidores serán capaces de mantener su valentía moral cuando se enfrenten a una agresión o a una provocación, y que influirán en los agresores al devolverles bien a cambio de mal. Sin embargo, este pacifismo nunca ha tenido un éxito completo. Aunque los primitivos cristianos observaron esta actitud durante varias generaciones, su oposición sin compromisos al uso de la fuerza desapareció cuando la Iglesia se alió con Estado romano en el siglo IV. Un postulador contemporáneo del pacifismo absoluto se declarará generalmente objetor de conciencia cuando deba realizar el servicio militar.
Pacifismo relativo
Los pacifistas menos absolutos siguen otros códigos de conducta. Algunos rechazan el uso de la fuerza y propugnan la persuasión moral, pero también fomentan la resistencia pasiva para conseguir sus objetivos. Dos ejemplos de este comportamiento son la resistencia contra el Gobierno británico en la India durante el siglo XX, y la desobediencia civil de los estadounidenses por los derechos civiles. Los críticos de esta visión argumentan que incluso la resistencia pasiva provoca frustración, resentimiento y una mayor opresión por parte del agresor.
Muchos pacifistas piensan que sólo es posible mantener la paz mediante una disposición a usar la fuerza en algunas circunstancias normalmente caracterizadas como defensivas. Una de estas concepciones permite la defensa armada frente a un ataque, pero no ayudar a otros países que sean atacados. La teoría de la seguridad colectiva propone una alianza defensiva de naciones amantes de la paz frente a las que la rompan. Si se desea que esta opción no degenere en un mero sistema de alianzas rivales, debe establecerse alguna maquinaria internacional que sea capaz de arbitrar y de imponer sus decisiones. Por tanto, los partidarios de esta teoría han defendido todas las organizaciones internacionales, como el Tribunal permanente de arbitraje, la Sociedad de Naciones y la Organización de las Naciones Unidas.
2. Definición de guerra:
Guerra, concepto jurídico que hace referencia al conflicto armado entre dos estados, denominados beligerantes, y que tiene como finalidad hacer valer un determinado objetivo utilizando medios que el Derecho internacional público reconoce y regula en el denominado Derecho de guerra.
A efectos jurídicos no se comprenden en el objeto del Derecho de guerra las contiendas civiles, es decir, las que tienen lugar entre bandos de un mismo país, pues sólo engloba las guerras en la medida en que no sean una cuestión interna de un Estado. Por la misma razón tampoco es guerra (en sentido jurídico) la lucha que un Estado organiza contra grupos insurrectos, por ejemplo, terroristas, piratas, y ello por extendidos que se encuentren o por muchos que sean los ciudadanos implicados en la lucha o en los movimientos que se quiere reprimir.
Tampoco es guerra en puridad la colaboración de una parte de las Fuerzas Armadas de un Estado en la convocatoria que formula un organismo internacional para participar en una acción colectiva; por ejemplo, las medias coercitivas que aprobó la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contra Irak en 1991 o la intervención de fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en 1994 durante la guerra de la antigua Yugoslavia.
En el Derecho de guerra sobresalen varios documentos, como la Declaración de París de 1856 acerca de la piratería y los Convenios de La Haya de 1907, sobre el régimen de los barcos mercantes enemigos al comienzo de las hostilidades, la transformación de los barcos mercantes en buques de guerra, la colocación de minas submarinas de contacto, el derecho de captura de buques y los derechos y deberes de los estados neutrales. Son también importantes los Tratados de Londres de 1936 sobre la guerra submarina.
3. Causas atribuidas a la guerra y planes de paz:
Según Nocicow "la misma frecuencia de las guerras parece probar que no resuelve nada". Pero este pensamiento puede aplicarse igualmente y con el mismo resultado de la paz. Ni la paz ni los tratados que la consagran resuelven nada. Se han calculado hasta 8.000 tratados de paz conocidos, los cuales han sucedido a 8.000 guerras y siempre ha sido necesario volver a comenzar.
Sin embargo, pronto se ha buscado el miedo de asentar la paz sobre unas bases más estables que la de los tratados particulares.
Desde el punto de vista jurídico, se ha hecho observar que los tratados de paz, por el sólo hecho de que ponen fin a las hostilidades, están todos empañados con violencia. Los vencidos no dejan nunca de considerarlos como nulos a la primera ocasión. Era necesario pues, salir del círculo que hace que la violencia engendre violencia perpetuamente. Se debía intentar sustituir unos aspectos generales por unos aspectos particulares, suplir los contratos por un estatuto o ley internacional que permitiera evitar el recurso de la fuerza.
Los planes de paz nacen después de una serie de guerras. Estos pueden ser de varios tipos:
- Económicos.
- Políticos.
- De estado único.
- De equilibrio entre estados.
- Basado en los regímenes políticos y en las creencias de los estados.
- Psicológico y hedonistas
- De desarme.
4. Problemas:
La cuestión de la paz plantea dos problemas complejos a la izquierda tradicional:
Un problema teórico, que consiste en la propia aceptación del término paz. Parece claro que cualquier movimiento pacifista digno de este nombre tiene que rechazar las guerras de todo tipo, tanto nucleares como convencionales. El valor empírico humano paz debe ser absoluto.
El segundo problema, es de orden táctico y estratégico. Los movimientos, en general, han demostrado, en la práctica, una capacidad de respuesta y de movilización de la opinión pública que pone en tela de juicio la capacidad de los aparatos políticos tradicionales como expresión de las necesidades de la población, es decir, el sistema democrático.
No pretendemos dudar de la buena voluntad de los pacifistas, pero creemos que en muchas ocasiones se hace un aprovechamiento y utilización de la paz para fines humanos que no tienen relación positiva con esta.
En teoría, por lo menos, nadie está contra la paz. No obstante, existen pocas palabras de uso tan común cuya definición y práctica sea tan compleja. Quizás porque mucho más que un valor y un proceso, la paz ha sido una frágil situación de echo, inestable y en constante peligro.
La mayoría de las veces, la paz es definida por su antítesis, la guerra. Toda la ambigüedad que rodea el fenómeno de la paz en las sociedades contemporáneas podría ilustrarse con un solo ejemplo: los gobiernos dedican mucho más dinero, investigación y esfuerzo a los preparativos de la guerra que a los de la paz, bajo la paradoja de que pertrecharse para la guerra es la mejor manera de preservar la paz.
  Movimientos pacifistas:
Por lo general, los movimientos no surgen de una estructura ideológica definida, como ocurren en los partidos políticos, sino de un "gesto". Empiezan por la protesta, la desobediencia y la rebeldía. Su causa general es la lucha contra las instituciones y la "lógica del sistema". De ese modo el potencial democrático de los movimientos es considerable, pues reaccionan de manera espontanea y concreta ante las grandes cuestiones de la sociedad contemporánea, de vital importancia para el género humano.
La naturaleza espontanea y limitada de los movimientos, determina otros rasgos: están mínimamente organizados, pues mientras observan su impulso inicial, los movimientos se resisten a los intentos de manipulación. La última característica se deduce de lo anterior: Son indiferentes y a veces abiertamente hostiles a los principios doctrinarios; lo cual no quiere decir que sean hostiles a las ideologías, sino que su razón ideológica en todo caso, es subterránea y no admite una estructuración doctrinaria clásica.
Muchos comentaristas han insistido acerca del carácter efímero de los movimientos, pero, en todo caso, no es más que una apariencia: resurgen de manera casi continua, reunidos en torno a otra cuestión, pues su rasgo definidor es la movilidad. Y el hecho de que se vinculen en torno a una cuestión concreta permite la coexistencia de movimientos paralelos que fácilmente pueden aliarse, coincidir; cosa que no ocurre habitualmente con los partidos políticos entre sí.

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